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jueves, 3 de mayo de 2012

Intendente de Rio Negro denuncia fumigaciones de agrotóxicos en cercanías de escuela rural

El día 17 de abril la maestra directora Silvia Nobelasco, de la escuela 30 de la localidad de Rolon, ubicada entre Sarandí de Navarro y Grecco departamento de Rio Negro, fue fumigada con agrotóxicos por un mosquito que realizaba las aplicaciones en un cultivo de soja en las cercanías de la escuela. A pesar de los intentos de la maestra de detener la marcha del mosquito, maquinarias aplicadoras de agrotóxicos, y haciendo caso omiso el aplicador, ésta terminó rociada por un coktail de agrotóxicos. Como si nada hubiese sucedido el aplicador continuó con su trabajo hasta el medio día, cuando dio por terminada la jornada de la mañana. A raíz de los efectos provocados por la exposición directa de venenos, enrojecimiento y picazón en la piel e irritación en los ojos, la maestra directora acudió al centro médico al día siguiente, concretamente a la policlínica del pueblo Grecco. La escuela permaneció cerrada ese día, los vecinos creen que la docente no estaba en condiciones de ir a trabajar después de haber sido fumigada por venenos. Fumigaciones en las cercanías de la escuela 30 también fueron realizadas quince días antes. Los vecinos recuerdan claramente ese episodio por los olores fuertes y penetrantes que invadieron la zona por varias horas y por la irritación en la garganta y ojos que sufrieron en ese momento algunos de ellos. Las fumigaciones en las cercanías de las escuelas rurales son un hecho que se repite constantemente en distintas localidades del interior del país. Sucede tantas veces que pasa a ser un suceso normal, aunque obviamente no lo es, y por lo tanto no llega a ser noticia. Lo que esta vez lo hizo noticia a nivel nacional, ha sido que el propio intendente de Río Negro Omar Lafluf, se enteró de lo sucedido y tras verificar el hecho, se comunicó con el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ing. Agr. Tabaré Aguerre. Esto no sólo permitió la rapidez de la actuación de las autoridades competentes sino que también los medios de prensa hicieran público lo sucedido. Las fumigaciones en el borde de los patios de las escuelas rurales ocurren básicamente porque los cultivos son colindantes con las mismas y de lo que se trata aquí es de “proteger” el cultivo por encima de la salud de los niños, docentes y de las comunidades cercanas. Existen al menos cinco escuelas en el departamento de Rio Negro, entre ellas La Palma, islas de Argüelles, Portones de Haedo y Nueva Melhem, que se encuentran rodeadas por cultivos de soja. En marzo del 2011 después de un arduo trabajo se logró que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) a través de la Dirección General de Servicios Agrícolas ampliase la zona de exclusión para las fumigaciones tanto terrestres como aéreas en las cercanías de las escuelas rurales. Estas quedaron en 300 metros para las fumigaciones terrestres y 500 metros para las aéreas. Sin embargo la regulación de poco sirve, si los cultivos están al borde del patio de las escuelas. Por otro lado las sustancias utilizadas para “proteger” el cultivo de la soja transgénica en este caso, son altamente tóxicas y esto no quiere decir que por estar autorizadas no dejen de serlo, como lo declaró el representante del MGAP que se presentó en el lugar de los hechos. Las derivas, parte del agrotóxico o de la mezcla de aplicación que se desvía o sale fuera del área blanco de aplicación, que ocurren por fumigación en zonas rurales pueden ser muy riesgosas para la salud de los seres humanos. Los agrotóxicos son venenos. Esto ha sido reconocido por las autoridades de la Organización Mundial de la Salud. Por ser estas sustancias altamente tóxicas y diseñadas para matar, generan serios problemas de salud a corto y largo plazo: enfermedades respiratorias, de la piel y hasta malformaciones genéticas. A pesar de que son los niños los más vulnerables a estas sustancias ellos son los que están más expuestos por el avance de la frontera agrícola que linda con los espacios de juego en las escuelas. La respuesta a este serio problema no pasa sólo por controlar si los agrotóxicos utilizados están permitidos o no, o si el aplicador lleva mascarilla o no, o si se cumple la zona de exclusión o no, pasa por permitir un cultivo de este tipo lindero a las escuelas. Si sobre este tema no se toman medidas, los agrotóxicos seguirán siendo aplicados en los patios de las escuelas rurales. Es deber y obligación de las autoridades competentes que las comunidades cercanas a los cultivos de soja transgénica no se enfrenten a la contaminación por agrotóxicos y de asegurar que las futuras generaciones crezcan sanas y no marcadas por el efecto de estos venenos. María Isabel Cárcamo Abril 2012