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viernes, 31 de octubre de 2008

Identidad,dominación y resistencia

Identidad, dominación y resistencia
1. Introducción2. Identidad y devenir.3. La desgracia, lo intolerable.4. Conclusión: a cerca de la creación de nuevos modos de existencia.5. Epílogo: resistir al presente6. Notas

1. Introducción:
El presente ensayonos habla de la " Identidad". Pero, lejos de circunscribirse tan sólo a esta Forma y a su desarrollo - que sería como estar dispuestos a razonar sólo desde lo ya "dado", en materiade lo "visible"-, intenta ir más allá de la mera reflexión, para adoptar un pensamiento que le es propio y que no ha de reconocerse en la soberaníade lo "posible"; sino, más bien, en el plano inmanente de una actitud filosófica, de un pensamientocrítico y creativo que, más que buscar fundarse en algún reconocimiento interno, se sitúa en la exterioridad - ni "visible" ni "invisible"- del acontecimiento; llamando con todas sus fuerzas a este pueblo que "falta", que no está , que requiere "ser inventado" y que, lejos de descansar en la forma soberana de lo "idéntico", está en constante mutación y contagio, corriendo el peligro de ser capturado por este Orden mayoritario, y, sin embargo, yendo siempre más allá de su dominio.
2. Identidad y devenir.
En nuestro país, sobre todo a lo largo de estos últimos veinte años, la cuestión de la "Identidad" se ha convertido en algo recurrente. Esta recurrencia, lejos de manifestarse como Verdad de una "Identidad" posible, expresa, en su repetición, la ausencia total de Origen en que esta "Identidad" pudiera ser alcanzada como "lo aquello mismo", como Verdad inmutable.
Pero a todo esto debemos sumarle algo muy importante, y es que este fenómeno nos enseña también como el "comienzo, es decir, la Procedencia y la Emergencia en que este regusto moralpor lo "Idéntico" se ha afianzado en nuestro país creando un régimen despótico; y qué es aquello que hasta ahora no ha podido ser significado del todo bajo esta Ficción.
Es en los momentos de profundas crisis donde la preocupación por la "Identidad" aparece con mayor fuerza. Y, sospechosamente, esta preocupación nunca "comienza" en el pueblo, sino a partir del llamado al Orden proveniente de los gobernantes, o de unas fuerzas que, ya instaladas en lugares de poder, capturan el "descontento popular" desde la implementación de un saber que les es propio. En seguida se oyen las voces: "Estamos en medio del caos. Nuestra "Identidad" peligra. Nuestra soberanía está en juego.
debemos librar la 'Gran Guerra' contra el brutal enemigo; pero, sobre todo, contra aquel enemigo interno que amenaza con desviarnos de nuestro deber sagrado, haciéndonos renegar de nuestro más alto Origen". Y se promete que luego de esta "Guerra", vendrá la "Paz" que pondrá fin a tanto desorden. Pero tal "Paz" nunca llega. Y comienzan a ser juzgados los traidores, los desertores, los malintencionados.
Mientras tanto, el que esta "Paz" nunca llegue, ni la crisis -todavía existente- son tenidos en cuenta. Para ese entonces la Guerra habrá engendrado suficiente violencia para asegurar el dominio.
Afortunadamente, podemos decir con Séneca "Nunca duraron los poderes violentos". Aunque, desafortunadamente, nuestro mundo abunde en ejemplos de este tipo. - Nuestro caso no es ajeno al de los demás países en los que la violencia se juega de modo más o menos parecido (hablamos aquí, es cierto, de los regímenes de gobierno totalitarios o dictatoriales, pero también de nuestras democracias: "¿Qué socialdemocracia no ha dado la orden de disparar cuando la miseria sale de su territorio o gueto?" (1) ), bástenos por ahora con retener aquello sucedido en nuestro país durante estos últimos veinte años-
Sospechosamente, decíamos - y esta no es una buena palabra -, el clamor por la "Identidad", por el Orden, por la soberanía y la toma de consciencia, aparecen en aquellos momentos en que la inconsistencia de tales fatuidades se hace evidente. entonces surgen estas aspiraciones que, desde el Universal democrático o el Absoluto totalitario, suponen la absorción de lo "sensible" -del pueblo- y la eliminación de lo múltiple -como poder subversivo, como antipoder- para que la regencia de lo "idéntico" quede garantizada; el dominio, momentáneamente establecido. Pero antes, durante, y después, el combate continúa, ya que esta forzada cohesión que es la "Identidad", es inseparable de él. Ella misma es este combate. Siempre que esta "Identidad" quiere ser conservada, siempre que se apunta a la constitución de un Sujeto, con toda su forzada interioridad soberana, es que todas las posibilidades de creación, de mutación, de proliferación y de contagio, toda metamorfosis, toda polimorfía, han querido ser capturadas por un Todo-finito, un conjunto cerrado que no las incluye; es que el devenir-revolucionario del pueblo está siendo sojuzgado; aquél pueblo que, paradójicamente, no está, que falta, que requiere ser constantemente inventado, y por ello, que no está dotado de "Identidad"o "interioridad" algunas, excepto si éstas son ficcionadas por unas fuerzas que han de llevar su plan inmanente al fracaso.

Pero qué queremos decir con aquello de: "El pueblo es lo que falta." Y por qué "Requiere ser constantemente inventado". Gilles Deleuze nos dice -cito de memoria- "Cuando llega el colonizador, el pueblo se transforma en un devenir...el pueblo es lo que no está, lo que falta, lo que requiere ser constantemente inventado".(2) Y en otro texto: "El arte y la filosofía se unen en este punto, la constitución de un pueblo y una tierra que faltan en tanto que correlato de la creación...este pueblo y esta tierra no se encontrarán en nuestras democracias"(3) . El pueblo es una inmensa minoría, no importa, en realidad, su número en los censos, su cantidad. Lo mayoritario es contrario al pueblo. Lo mayoritario es la dominación. Esta minoría lo convierte en "devenir", marca su diferencia irreductible, diferencia "cualitativa"o de "naturaleza"; aunque muchas veces se vea arrastrado por el curso de lo mayoritario, o necesite de ello, de algún modo, para sobrevivir; o sea "detenido" por el presente inmóvil de lo "idéntico". "El pueblo es lo que falta", retengamos un poco más esta afirmación para oír lo que tiene para decirnos.
El tiempo de la dominación es el presente inmóvil de la trascendencia. desde allí, fija los "afectos", detiene el movimiento, nuetraliza la potencia propia del devenir. El pueblo, por el contrario, pertenece al acontecimiento, devenir que divide todo presente en pasado-futuro, vaciándolo de toda Representación y Coherencia. devenir inseparable de una relación indivisible de potencia-acto que efectúa el movimiento que libera los "afectos"del yugo de la Representación. Este potencial-afectivo, introduce las mutaciones, los desplazamientos, las inversiones que trastocan y quiebran el Orden forzado de lo "idéntico". Contrariamente a este plano de trascendencia , de organización y desarrollo, que soporta y en el cual es soportada toda "Identidad, todo "Sujeto"; procede por contagio, un "contagio de inmanencia" en un plano de inmanencia o de consistencia que no deja de agrandarse, que prolifera (4). Ahora bien, siguiendo esta teoría deleuzeana de este modo de constitución inmanente, de este plano de inmanencia o de consistencia que el acontecimiento produce, y el cual no deja de producir el acontecimiento; este plandebe fallar (5), pero fallar en dos sentidos: Uno que llamaremos "positivo" o "posibilitador", y otro que lla maremos "negativo", significante o de captura. comencemos, pues, por el rasgo positivo: este plan tiene forzosamente que fallar, es decir, no llegar a constituir la "Forma", la "Identidad" que arruinarían, que detendrían su devenir; sino, más bien, proceder por disyunciones, por determinaciones que no excluyan lo que conllevan de indeterminado, -que, para decirlo con Nietzsche: "No desagüen en un 'Ser' ".- sino que den lugar a las metamorfosis propias del devenir. Por otro lado, existe este otro rasgo que hace poco mencionábamos y que constituye la neutralización de su potencia creadora. Esto ocurre cuando este plano de inmanencia, con sus diferencias de velocidad, de movimiento y reposo, con su poder de afectar y de ser afectado, con sus relaciones características de composición y naturaleza, es cortado por un plano de trascendencia, y significado en una "Identidad". Pero pese a esto -y, volviendo a citar a Nietzsche, podemos decir que todo surge "pese a algo"- el fracaso de este plan no puede ser total. Pues como dijimos un poco más arriba, esta "Identidad"es inseparable del combate al que su cohesión la obliga.
Nosotros tenemos, a partir del acontecimiento que nos envuelve, la posibilidad de comprender, no en ejemplos prefabricados, sino en nosotros mismos, a partir de nosotros mismos, cómo es que esta "Identidad" soberana es ficcionada sobre el devenir del pueblo, formando un régimen indiscriminado de dominación y exterminio, y cómo es que el acontecimiento de la invención del pueblo requiere prestar atención al devenir que le es propio, y no al tiempo forzado de la "Identidad"soberana.

sigue http://www.monografias.com/trabajos5/identidad/identidad.shtml?relacionados

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