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viernes, 20 de noviembre de 2009

Hoja Negra

HOJA NEGRA

OPINIÓN DE LA ORGANIZACIÓN BANDERA NEGRA

NOVIEMBRE DE 2009



Noche, teatro, caretas de tristeza que esconden sendas sonrisas triunfales. Cámaras, flashes y discursos; y como fin de la magistral obra, estruendosos aplausos. Así transcurrió la noche del 25 de octubre, la maquinaria de la mentira y el engaño funcionó a la perfección.

Mientras que en la Plaza Matriz, el Partido Nacional aplaudía los resultados que las urnas arrojaban, esos mismos aplausos retumbaban silenciosamente en las declaraciones del Frente Amplio. Vergonzosamente se aplaudía la injusticia. Vergonzosamente muchos festejaron.

El plebiscito para anular la ley de caducidad, el SI rosado, no llegó al 50% necesario para cumplir con su objetivo. Objetivo éste, que debemos tener claro, no era la panacea de la lucha contra la impunidad ni nada que se le parezca. Creemos que en las urnas no se jugaba el fin de la misma propiamente dicha, sino que la anulación de esta ley colaboraba fertilizando el terreno para seguir luchando, quitaba de la mesa una de las excusas más esgrimidas para no avanzar; y subjetivamente, para amplios sectores de la sociedad daba un espaldarazo para ejercer más presión, para acorralar a las cúpulas dirigentistas de las políticas “progresistas”, esas que por estos tiempos ocupan cargos preferenciales en el Estado.

Estos señores, son hoy en día la vedette del fracaso. Hicieron la plancha durante toda la campaña, salvo contadísimas excepciones, dejando bien en claro cuáles son los intereses que defienden. La victoria parlamentaria para ellos lo vale todo, y mantener la impunidad tal como está fue, es y será un requisito indispensable, parte de esa disputa por los privilegios que no puede sino alejarse de las luchas populares. Hace unos cuantos años ya, en 1984, participaron frentistas y colorados del pacto del Club Naval, momento en el que se concibió esta legalización de la impunidad; parida luego por la pluma de Wilson Ferreira Aldunate en 1986. Esto significa que en los tres partidos tradicionales existe un compromiso con la impunidad y los impunes que se traslució en el proceso de octubre.

Tan grande es este compromiso, que todo vale para honrarlo. Desde jugarretas como mezclar el mamarracho de la campaña electoral de los partidos con el plebiscito; hecho que claramente no colabora con la difusión ni la comprensión del asunto en cuestión; como eliminar de plano la necesidad de una pronunciación por intermedio de una papeleta negativa (por más que en su propia Constitución este sea un procedimiento expresado explícitamente), lo que impide la abstención y confunde resultados. Es claro que no se puede afirmar que el 52% de la ciudadanía apoya la impunidad, pero nos comimos la pastilla, y los tigres que se dedican a esto -pues las leyes nacieron para proteger sus intereses- no se comen los mocos. Podemos agregar que la ausencia de una papeleta por el “NO” permitió jugar de callado a un numero importante de personalidades que han sobrevivido bajo el abrigo de esta ley infame, ahorrándose la defensa de una ley indefendible desde el punto de vista popular, pero incluso indefendible desde el punto de vista jurídico.

Es así como la derecha y los Fernández Huidobro se ahorraron el auto escrache de pronunciamientos públicos y el trabajo de embarcarse en una campaña salvaje (aunque por momentos, la verborragia no los perdonó, y se desbocaron provocados por sus propios egos).

Pero también es necesario destacar la gran capacidad que tuvieron las organizaciones sociales para movilizar tanta gente sin contar con el apoyo de estos dirigentes. Sin contar con los millones con los que cuentan los partidos, sin poder tener la presencia mediática con la que contaron los partidos. Remando contra el embudo en el que se convirtió la Coordinadora, copada por agentes del reformismo que hacían mandados y llevaban adelante sus mandatos políticos. Remando contra éstos, que encauzaron la movilización hacia donde más cómodos se sienten, alejándola de la calle, burocratizándola. Los que ostentan hoy las mayorías sindicales y los burócratas de otros espacios y organizaciones sociales como la FEUU y FUCVAM hicieron lo mínimo imprescindible, un mero acto de presencia. Abandonaron a los compañeros del interior, a los cuales los dejaron sin recursos y prácticamente aislados. Mientras desgarraban sus vestiduras y alzaban su voz para ser escuchados cuando gritaban a los cuatro vientos que iban encolumnados atrás del pepe, violando de todas las maneras posibles la independencia de clase, apenas fueron unos quejidos tímidos, casi mudos para referirse al plebiscito.

Aun con escasísimos recursos, en las peores condiciones del punto de vista material, la militancia encaró este nuevo desafío que la vacilación de un gobierno mediocre que se sacó el compromiso de encima no tuvo el valor de encarar. Desde nuestro punto de vista como parte de ese pueblo, recogemos el guante....

Desde la humildad de nuestras más firmes concepciones, sabemos que la anulación de la ley de caducidad, constituye una responsabilidad histórica para cualquier nucleamiento político o social que se precie de defender los intereses populares; este episodio sin dudas continúa aclarando cuáles son las intenciones de fondo de este gobierno, que lejos está de ello.

En el entendido de sacar conclusiones que nos permitan seguir luchando, tenemos la convicción de que la impunidad se combate desde la base, difundiendo el justo desprecio que merecen los civiles y militares que durante 12 años impusieron el terror en nuestro país, y que siguen lucrando con el miedo y la estigmatización de los trabajadores que luchan por un mundo mejor.

A los anarquistas, que hemos estado al igual que tantos compañeros en la lucha consecuente y sin transas contra el olvido y la impunidad, se nos hace difícil pensar que realmente fuimos derrotados. A aquellos que en función de juntar algunos votitos son capaces de otorgarles a los asesinos y sus secuaces una oportunidad de oro para darle un cierre a este tema, enterrando definitivamente la memoria de los que cayeron, instalando una tremenda sensación de derrota en el campo popular; les decimos que podrán enterrar la información, los acontecimientos, pero nunca, nunca podrán enterrar las ideas, y eso es lo único que ninguna dictadura ni plebiscito puede derrotar. Estamos convencidos que los caídos no murieron ni desaparecieron en defensa de esta farsa, no luchaban por esta porquería, luchaban por la revolución.

Los responsables de esta entrega, de esta perla adicional en el collar de claudicaciones del progresismo, deberán asumir la clara responsabilidad de esta derrota en las urnas, como una instancia más de su plan del "nunca más", pieza fundamental de su proyecto de conciliación de clases.

Por último deseamos refirmar nuestro compromiso con la lucha por la memoria y por la dignidad y la defensa de los que lucharon ayer y de los que luchan hoy. El pueblo no firmó ningún pacto, la lucha por juicio y castigo a los asesinos impunes continúa, que el pueblo se encargue de ellos.



NI OLVIDO NI PERDON!!!!!!!

ARRIBA LOS QUE LUCHAN!!!!!!!

POR UNA SOCIEDAD SIN OPRIMIDOS NI OPRESORES!!!



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Organizacion Bandera Negra / Montevideo, Uruguay

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