Utopías
y otros devenires se ahogan en el turbulento océano de las demo- cracias
Discurso
difícil de entrever las buenas causas
distinguirlas de las peligrosas estrategias de poder
mientras la perspectiva se pierde en un punto lejano
larga vigilia anticipa otros sucesos
La gente de abajo asiste al absurdo ritual de una lucha sin lucha que parirá una y otra vez la misma asimetría social
El concepto y nombre de «democracia» como forma de gobierno se origina en la antigua Atenas alrededor del año 508 a. c. El arquetipo de las sociedades modernas acerca de la democracia proviene del legislador Solón (c. 638 – c. 558 a. c.), quien era un ateniense poeta lírico, considerado uno de los siete grandes sabios del mundo antiguo. Solón llevó adelante una serie de reformas económicas tendientes a aliviar la situación de extrema desigualdad social dentro de la sociedad de Atenas. La palabra democracia viene del griego «demokratía» que se traduce en «gobierno popular o gobierno del pueblo». Si bien el establecimiento de la democracia significó una ampliación de los sectores sociales que podían participar de las asambleas y parlamentos, esto fue solo para una minoría de la sociedad. Se estima que en la antigua Grecia solo un 10% participaba de la vida política, estaban excluidos los niños, las mujeres, los esclavos y los extranjeros. En aquellos tiempos el 40% de la población griega eran esclavos.
Las pautas de gobierno se apoyaban en un sistema económico determinado y de propiedad. Posteriormente en la historia las democracias fueron teniendo un gran auge, en especial en Europa. Ciertos derechos se fueron ampliando, pero también hay una contra cara de los democracias y es que al ser representativas no las asiste la verdad, limitándose a mantener el ritual del sufragio cada tantos años y utilizando distintas instancias del poder del estado en beneficio de las clases sociales más poderosas y en la actualidad, del mundo empresarial nacional y trasnacional.
Pensamos que vivimos tiempos epiloguistas, donde ya nada es lo que era, todo parece vaciarse de sentido, todo se agota, se evapora y en un proceso transformista adviene la negación de lo que se enunciaba. Se suelen utilizar distintas referencias entorno a las democracias, como por ejemplo la democracia liberal, democracia progresista, que comparte bastante con la liberal y lasocial democracia. Lo común a todas ellas es el mantenimiento del estado como el regulador de la vida en las sociedades. Tal vez solamente en las sociedades primitivas hubieron formas de proto- democracia en donde se funcionaba de manera más horizontal y en donde las decisiones se tomaban por consensos. Estas sociedades se componían de grupos pequeños entre 50 y 100 personas. Pensamos en citar algunos ejemplos para poder arrojar una luz sobre el actual concepto de democracia en el imaginario colectivo y en especial, lo que atraviesa a todas ellas: el capital y las clases sociales.
¿Entonces, qué se quiere decir y reafirmar cuando se reivindica la defensa de las democracias?
No es sólo asegurar las instituciones como el parlamento o una pretendida libertad de prensa y de opinión, ante todo es la defensa de un mismo modelo económico. Las democracias progresistas son mejores administradoras del sistema capitalista, logrando articular políticas de contención social, como la inclusión, la equidad. En lo económico son materialistas , en consecuencia apuestan a las inversiones extractivitas y utilizan todas las líneas de créditos internacionales posibles , agrandando así la deuda para las futuras generaciones.
Cuando se reivindica la defensa de la democracia, ¿de qué se está hablando? En realidad se brega por la defensa de las instituciones del estado, garantes de la reproducción del capital, pero también de la clase política. Así a las clases sociales de la que se compone una sociedad, debemos agregar la clase política que ocupa un lugar bisagra entre las clases oligárquicas-empresariales y una pequeña burguesía con un incontenible deseo de ejercer el poder.
El 27 de junio de este 2023 se cumplieron 50 años del golpe de estado cívico militar en Uruguay. Para conmemorarlo se realizaron distintas manifestaciones, declaraciones, recordatorios, homenajes, manifestaciones artísticas. En esta diversidad de expresiones dos eventos opuestos nos llamaron la atención. Uno fue el acto en el parlamento en donde se dieron cita personalidades del espectro político, entre ellos tuvo particular destaque la participación de cuatro ex presidentes: Lacalle Herrera, Sanguinetti, el actual presidente Luis Lacalle Pou y José Mujica. Esta fue la oportunidad de sellar algo que podría parecerse a un intento de dar vuelta la página de la historia. El abrazo llevó consigo un mantra «la defensa de la democracia». Hubieron comentarios a la prensa por parte de algunos políticos que siguen sosteniendo la teoría de los dos demonios, abriendo el paraguas contra cualquier intento de violencia por parte de algunos «utópicos iluminados». Esto lo podemos traducir de la siguiente manera: nada de ideas revolucionarias, nada de resistencias ni de pensamiento crítico. Cabe remarcar que este mismo año el ex presidente Sanguinetti editó un libro sobre la historia del pasado reciente que fue incluido en el programa de estudios en la enseñanza media.
La conmemoración del 27 de junio con motivo de los cincuenta años del golpe de estado fue precedida de un acto nada menos que en el Paraninfo de la Universidad de la República, en donde las figuras centrales eran por el Partido Nacional, el actual presidente Luis Lacalle Pou, Sanguinetti por el Partido colorado y el ex Presidente José Mujica; en este acto estuvieron presentes delegaciones de la Federación de Estudiantes Universitarios y de la Central de Trabajadores PIT-CNT. Este evento se pareció mucho a una ceremonia de cierre de una etapa, suerte de punto final; por suerte hubieron activistas de derechos humanos que intervinieron el acto con volantes y carteles. Una pequeña luz de dignidad salvó la noche, pero ya pasó, como todo.
Volvamos al 27 de Junio 2023, el Palacio Legislativo lució iluminado, una intervención del colectivo Jacarandá coronó la noche con velas formando una escritura luminosa en la que se leía «Nunca Más» en su explanada. Todos por la democracia, estrechando filas detrás de las instituciones, que parecen estar más allá de las clases sociales, de las injusticias sociales, de las imposiciones que por medio de las leyes determinan la vida en la sociedad. Todo en esa día tuvo la solemnidad requerida para la reafirmación nacional. Hay una hecho que no por anecdótico deja de ser un símbolo del azar subjetivo; las velas que iluminaron el Palacio de las Leyes fueron colocadas al interior de bidones de agua embotellada.
En plena crisis hídrica estos bidones se han transformado en un símbolo que los activistas sociales utilizan en las marchas callejeras en reclamo de agua para todos y contra el saqueo, solo que en ese caso los manifestantes golpean los bidones en el pavimento al tiempo que se corean las consignas. Aquí en el Palacio los mismos bidones iluminaron el recinto parlamentario dando un destaque estético al evento. Hubieron algunas otras cosas que nos llamaron la atención, un cartel lucía así «No al golpe». La palabra Estado no figuraba tampoco en la leyenda luminosa en donde se podía leer de manera escueta «Nunca Más». Son detalles pero completan los mensajes, los símbolos y estos se repetirán en el tiempo a riesgo de desdibujar los contenidos.
En otro lugar de la ciudad, en paralelo al acto recordatorio del golpe del 27 de junio, tuvo lugar una multitudinaria marcha, convocada por la coordinación 27 de junio. Esta marcha del » Nunca Más Terrorismo de Estado», señaló igualmente en sus consignas las responsabilidades de la crisis hídrica por la cual atraviesa el país a las políticas de saqueo por parte de las empresas del agro negocio. Igualmente fue recordada la heroica huelga general en respuesta al golpe cívico militar de 1973.
Lejos de las cámaras, de las luces del Palacio, de declaraciones protocolares, esta marcha fue la marcha de la dignidad, totalmente ocultada por los medios hegemónicos.
Así está este pueblo uruguayo, en un estado post traumático entre un pasado de la historia reciente, con el cual toda una sociedad carga después de medio siglo, y una crisis hídrica que coloca a todo un pueblo como rehén de las empresas transnacionales favorecidas por las leyes y acuerdos secretos, que todos los gobiernos han llevado y llevan adelante.
En el pequeño país de los «pájaros pintados» hay una tergiversación de la historia, un cántico hipócrita de pacificación nacional en medio de una sed colectiva de VERDAD JUSTICIA Y NUNCA MÁS TERRORISMO DE ESTADO.
Sandra Petrovich
Artista plástica, poeta y activista social. Una de las fundadoras de la revista virtual Alternativas.
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